COMPROMISO PARA SEPTIMO
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El Imperio Carolingio
A
finales del siglo VIII, la mayor parte de los reinos germánicos había
desaparecido. El ostrogodo y el vándalo sucumbieron ante el empuje bizantino.
El reino visigodo en España cayó en manos de los musulmanes. Solo el reino
franco, ubicado en la región de la actual Francia, logró consolidarse. Con él, en
la Europa cristiana nuevamente se volvió a hablar de imperio como un concepto
asociado con la idea de dominio universal.
El reino de los francos
Durante
el período de invasiones, el actual territorio de Francia fue ocupado por los
francos y los burgundios. Los francos sometieron a los burgundios y
construyeron un reino gobernado por reyes de la dinastía merovingia. Sin
embargo, su autoridad era débil y recibieron el apodo de “reyes holgazanes”.
Quienes tenían el poder eran altos funcionarios conocidos como mayordomos de
palacio. Uno de ellos, Carlos Martel, detuvo el avance del islam en
la batalla de Poitiers. Su hijo, Pipino el Breve, depuso al último rey
franco y se coronó como rey.
Carlomagno y la idea de un imperio
universal
Carlos,
hijo de Pipino el Breve, heredó el reino de los francos. Por su importancia
como gobernante y sus grandes hazañas, fue llamado Carlomagno, que
significa “Carlos el Grande”. Durante su reinado, Carlomagno tuvo dos grandes
objetivos: formar un Estado poderoso con un poder centralizado y expandir sus
dominios para construir un imperio en
Occidente. Al frente de sus ejércitos dominó a los pueblos vecinos del reino de
los francos: sometió a los sajones que habitaban en el norte de Alemania, y
exterminó a los ávaros.
Por
el sur, Carlomagno se apoderó del reino que los lombardos habían establecido al
norte de Italia y se hizo consagrar “rey de los lombardos”. También
intentó cruzar los Pirineos y penetrar en la España musulmana, pero fracasó. En
la región de los Pirineos ocupó un pequeño territorio en el que estableció una
provincia fronteriza denominada Marca Hispánica.
Carlomagno
logró extender las fronteras del reino franco desde el Atlántico hasta el río
Elba, y desde el mar Báltico hasta los Pirineos. Allí construyó un extenso
imperio. Finalmente, en el año 800, el papa León III lo coronó “emperador
de los romanos”.
La organización del Imperio
Carlomagno
tenía su residencia imperial en Aquisgrán, desde donde gobernaba. Su imperio
estaba dividido en dos tipos de territorios: los condados y las marcas.
Los condados solían corresponder al territorio de la ciudad, eran dirigidos por
los condes, que administraban la vigilancia, la justicia y los impuestos. De
ellos dependían los tribunales y podían contar con otros oficiales menores a su
cargo.
Por
su parte, las marcas eran territorios fronterizos para defender al imperio de
las agresiones exteriores. A su cargo había un marqués. Además, Carlomagno
contaba con unos funcionarios especiales, los missi dominici. Eran dos
enviados del emperador que vigilaban, en su nombre, las actuaciones de los
condes y obispos más poderosos.
Organización social del Imperio
Durante
la época carolingia se desarrolló la idea de que la sociedad estaba dividida en
tres categorías:
- Los
oratores eran los integrantes
del clero. Con sus oraciones buscaban salvar las almas de la sociedad.
- Los bellatores eran los hombres
que debían proteger a la población con sus armas.
- Los laboratores eran
fundamentalmente los campesinos, encargados de producir y suministrar el
alimento para sí mismos y para la sociedad.
El renacimiento carolingio
Carlomagno
impulsó las artes, las letras y la educación desu reino. Realizó grandes
progresos mediante el estudio constante y el trato permanente con grandes
intelectuales que invitó a su corte de Aquisgrán. Ordenó la apertura de
escuelas en las catedrales y en los monasterios y fundó una escuela para que se
educasen los hijos de los nobles y futuros funcionarios del Estado: la Escuela
Palatina.
Disolución del Imperio
Tras
la muerte de Carlomagno, la debilidad imperial obligó a ceder su poder a los
condes y marqueses para obtener su apoyo. A Carlomagno lo sustituyó su hijo
Luis el Piadoso, quien por medio del Tratado de Verdún en el año 843,
dividió el Imperio en tres partes para repartirlos entre sus hijos:
- Luis
el Germánico. Obtuvo las tierras al este del río
Rhin, es decir, la Francia oriental o Germania.
- Carlos
el Calvo. Recibió la Francia occidental que
corresponde, aproximadamente, a la actual Francia.
- Lotario.
Adquirió el título imperial y el territorio situado entre los de sus
hermanos, conocido como Lotaringia.
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